El objetivo es reducir la propagación de enfermedades, pero el plan para llevarlo a cabo genera una gran polémica.
Las autoridades del estado de Florida (EE.UU.) aprobaron liberar 750 millones de mosquitos genéticamente modificados para reducir la población local de estos insectos y así disminuir el número de los que portan enfermedades como el dengue o el virus del zika.
La luz verde del proyecto piloto se produce después de años de debate y provoca una gran indignación entre grupos en defensa del medioambiente, que advirtieron de consecuencias inesperadas.
Una de estas organizaciones llegó a considerar el plan «un experimento del estilo de Parque Jurásico».
Los activistas advierten del posible daño al ecosistema y la potencial creación de mosquitos híbridos y resistentes a los insecticidas.
No obstante, la empresa encargada asegura que la iniciativa no supone un riesgo para los humanos ni para el medioambiente y atribuye su postura a una lista de estudios respaldados por el gobierno.