Virginia Giuffre, una de las voces más reconocidas en la denuncia de la red de tráfico sexual de Jeffrey Epstein, falleció a los 41 años en su granja de Australia Occidental. De acuerdo con un comunicado emitido por su familia, su muerte fue por suicidio. En marzo, Giuffre había revelado en sus redes sociales que su salud estaba gravemente afectada tras un accidente automovilístico.
Reconocida como una firme defensora de los sobrevivientes de abuso sexual, Giuffre se convirtió en un emblema de la lucha contra la explotación tras señalar a Epstein, a Ghislaine Maxwell y a otras figuras poderosas, como el príncipe Andrés del Reino Unido, de haberla abusado cuando era menor de edad.
La vida de Giuffre estuvo marcada por las injusticias desde temprana edad. Nacida en Sacramento, California, en 1983, se mudó con su familia a Palm Beach, Florida, donde, según relató, sufrió abusos sexuales desde su niñez. Su vulnerabilidad fue aprovechada a los 16 años, cuando fue reclutada mientras trabajaba en el complejo Mar-a-Lago de Donald Trump.
En 2009, bajo el nombre de Jane Doe 102, presentó una demanda contra Epstein y Maxwell, acusándolos de haberla captado para su red de tráfico sexual con falsas promesas de formación como masajista. Años más tarde, Giuffre rompió el anonimato y se convirtió en la primera sobreviviente en dar la cara públicamente, relatando que era «pasada de mano en mano como un plato de fruta» entre hombres poderosos.
En 2021, Giuffre demandó formalmente al príncipe Andrés, alegando abuso sexual en varias propiedades de Epstein. Aunque el duque de York negó las acusaciones, el caso se resolvió mediante un acuerdo económico fuera de los tribunales.
Giuffre también testificó contra Ghislaine Maxwell, quien en 2021 fue condenada a 20 años de prisión por su papel en la red de tráfico de Epstein, cerrando uno de los capítulos más oscuros del caso tras la muerte del financiero.
Virginia Giuffre dejó un legado de valentía y lucha. Madre de tres hijos, vivió entre Australia, Florida y Colorado, antes de establecerse definitivamente en Perth. En sus declaraciones públicas, siempre subrayó que su motivación para hablar fue proteger a su familia y evitar que otras personas vivieran su mismo calvario.
Su historia, marcada por el dolor pero también por la resiliencia, seguirá siendo un referente en la batalla global contra el abuso y la explotación sexual.