Cientos de meteorólogos y empleados de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) fueron despedidos en una nueva ola de recortes del gobierno de Estados Unidos. Los despidos afectaron a profesionales en período de prueba, incluidos meteorólogos que desempeñaban un papel clave en la emisión de pronósticos y alertas en oficinas del Servicio Meteorológico Nacional (NWS) en todo el país.
De acuerdo con fuentes internas, los recortes se realizaron en dos rondas, afectando a entre 1,300 y 1,500 empleados, lo que representa aproximadamente el 10% de la plantilla de la NOAA. La primera fase de despidos se centró en trabajadores en período de prueba, entre ellos unos 375 meteorólogos del NWS encargados de monitorear y prever eventos climáticos extremos.
Un golpe a la seguridad pública
La decisión ha generado fuertes críticas por parte de legisladores y expertos en clima. La congresista Grace Meng calificó la medida como “inconcebible” y advirtió que podría poner en riesgo vidas y propiedades ante desastres naturales. Jared Huffman, representante demócrata en la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara, también expresó su preocupación por la pérdida de expertos en un área crucial para la seguridad nacional.
Por su parte, el climatólogo Daniel Swain advirtió que estos recortes son “miopes” y tendrán un impacto negativo en la capacidad de Estados Unidos para responder a fenómenos climáticos extremos, lo que afectará tanto la seguridad pública como la estabilidad económica del país.
Recortes impulsados por la administración Trump
Los despidos se enmarcan en la estrategia del gobierno del presidente Donald Trump para reducir la burocracia federal, bajo la dirección del Departamento de Eficiencia Gubernamental encabezado por el multimillonario Elon Musk. Miles de empleados en período de prueba en distintas agencias gubernamentales han sido despedidos en los últimos meses, en un esfuerzo por disminuir lo que la administración considera una plantilla excesiva en el gobierno federal.
Mientras tanto, la incertidumbre crece dentro del Servicio Meteorológico Nacional y la NOAA, ya que los recortes podrían continuar, dejando a Estados Unidos con menos recursos para enfrentar eventos climáticos extremos y garantizar la seguridad de sus ciudadanos.