Una inusual y peligrosa ola de calor de principios de temporada se ha instalado en diversas regiones de Texas, marcando un preocupante preludio de lo que los pronósticos sugieren será un verano anormalmente caluroso en gran parte del territorio estadounidense. Este evento climático temprano está poniendo a prueba los registros históricos de temperatura en el centro y suroeste del estado, incluyendo ciudades importantes como Austin y San Antonio, donde los termómetros están alcanzando niveles más propios de la canícula que de mediados de mayo.
La intensidad de esta ola de calor ha llevado al Servicio Meteorológico Nacional (NWS) a emitir alertas para más de 7 millones de residentes de Texas durante este martes y miércoles. La oficina de pronóstico local ha calificado este episodio como “potencialmente histórico” debido a su temprana aparición y la magnitud de las temperaturas esperadas.
El miércoles se presenta como el día más crítico, con más de 5 millones de personas, incluyendo las poblaciones de Austin y San Antonio, bajo la primera advertencia de “calor extremo” emitida por el NWS. Esta nueva terminología, que reemplaza la anterior advertencia de calor “excesivo”, busca enfatizar los graves riesgos asociados con estas temperaturas peligrosas para la salud.
En Austin, se pronostica una temperatura máxima de 41 °C para el miércoles, lo que, de confirmarse, lo convertiría en el día más caluroso jamás registrado en el mes de mayo en la ciudad. Ya el martes, la máxima esperada de 40 °C representaría la temperatura más alta alcanzada tan temprano en el año y la tercera fecha más temprana en la historia de Austin en llegar a estos niveles.
La situación en San Antonio no es menos preocupante. Se prevé que las temperaturas alcancen al menos 39 °C durante tres días consecutivos a partir del martes, una racha sin precedentes en mayo y poco común en cualquier otro mes del año en esta región.
Hacia el suroeste, en Del Rio, la máxima pronosticada para el miércoles es de 43 °C. Esta temperatura, de alcanzarse, sería la más temprana en la historia de la ciudad en llegar a este nivel e igualaría el duodécimo día más caluroso jamás registrado allí, quedando a solo tres grados del récord histórico de 46 °C.
El Servicio Meteorológico Nacional ha elevado el nivel de riesgo para el centro de Texas, incluyendo el área metropolitana de Austin, a “riesgo de calor mayor” para el miércoles. Esta categoría implica que el calor representa una amenaza significativa para cualquier persona que no cuente con sistemas de enfriamiento eficientes o una hidratación adecuada. La agencia advierte que este calor “afecta a cualquiera”.
Aún más preocupante es la situación en partes del sur de Texas, cerca de la frontera con México, donde se pronostica un riesgo de calor “extremo”, una aparición inusualmente temprana en el año para el nivel de riesgo más alto en la escala del NWS. Para el jueves, se espera que San Antonio y partes del área metropolitana de Houston también enfrenten un “riesgo de calor mayor”.
La principal preocupación de los expertos radica en que esta es la primera ola de calor de la temporada y ha llegado de forma prematura, antes de que la población haya tenido tiempo de aclimatarse a las altas temperaturas. “La probabilidad de enfermedades relacionadas con el calor es más alta de lo normal”, alertó la oficina de pronóstico de Austin-San Antonio, haciendo especial hincapié en la vulnerabilidad de grupos como los ancianos y los niños pequeños.
Además del impacto en la salud, las temperaturas inusualmente elevadas podrían ejercer una presión considerable sobre la red eléctrica de Texas, con la posibilidad de alcanzar o acercarse a niveles de demanda récord. Texas, con su red eléctrica independiente, ha enfrentado históricamente problemas de suministro relacionados con eventos climáticos extremos, tanto olas de calor como frentes fríos. Sin embargo, el estado ha realizado inversiones significativas en energía solar y almacenamiento de baterías desde la crisis energética invernal de 2021.
Los científicos señalan que el cambio climático, impulsado por la actividad humana, está incrementando la frecuencia y la severidad de los eventos de calor extremo tanto en Estados Unidos como a nivel global. En Texas, esta tendencia es evidente: según el grupo de investigación sin fines de lucro Climate Central, el cambio climático ha hecho que la temperatura máxima pronosticada para San Antonio el miércoles sea aproximadamente cinco veces más probable de lo que habría sido sin la contaminación por combustibles fósiles.
Los datos históricos también respaldan esta intensificación del calor. Antes de 2022, San Antonio solo había experimentado dos olas de calor con tres días consecutivos de máximas de 40 °C o más. Esta semana podría marcar la sexta racha de este tipo en los últimos tres años si las temperaturas superan ligeramente las previsiones actuales.
Es crucial recordar que el calor es, con diferencia, la forma más letal de clima severo en Estados Unidos, causando en promedio el doble de muertes anuales que los tornados y los huracanes combinados.
Un Verano Abrasador se Asoma en el Horizonte de Estados Unidos
Mientras esta temprana ola de calor castiga a Texas, las previsiones a largo plazo sugieren que los meses de verano en todo Estados Unidos serán más cálidos de lo normal. El último pronóstico del Centro de Predicción Climática dibuja un panorama de temperaturas superiores al promedio para los 48 estados contiguos, Alaska y Hawái durante el periodo de junio a agosto.
La probabilidad de un verano especialmente caluroso es mayor en el oeste, partes del sur y el noreste del país, un patrón sorprendentemente similar a las predicciones del verano pasado, que se convirtió en el segundo más cálido registrado en el oeste y el más cálido en el suroeste. El noreste también experimentó su cuarto verano más cálido.
El pronóstico para el verano también incluye una tendencia preocupante en cuanto a las precipitaciones para una extensa área de Estados Unidos, un factor que suele ir de la mano con el calor prolongado. Se esperan condiciones más secas de lo normal en partes del oeste, el medio oeste y gran parte de las llanuras.
La sequía y el calor están intrínsecamente ligados. Cuanto más caliente se vuelve una región, más se seca el suelo, lo que puede desencadenar nuevas sequías o agravar las existentes. Una zona seca tiende a calentarse aún más, ya que la mayor parte de la energía solar se destina a calentar la tierra, con una mínima pérdida de energía por la evaporación de la humedad del suelo.
En contraste, se pronostican condiciones más húmedas de lo normal para el este y el sureste del país, una proyección que podría estar influenciada en parte por las expectativas de una temporada de huracanes activa. Combinado con el calor anticipado, esto podría resultar en un verano bochornoso para estas áreas.