El papa Francisco, de 88 años, sigue bajo tratamiento con oxígeno suplementario mientras continúa su recuperación en el Hospital Gemelli de Roma, según informó el Vaticano este martes. A pesar de estar despierto y descansando, las autoridades eclesiásticas han señalado que su estado sigue siendo «complejo» y que “no está fuera de peligro”.
El lunes, el sumo pontífice sufrió dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda, lo que llevó a los médicos a administrarle oxígeno a través de una máscara para estabilizar su respiración. Más tarde, los especialistas optaron por suministrarle oxígeno mediante un tubo nasal, una medida que sigue en curso.
Según el informe del Vaticano, estas complicaciones se deben a una «acumulación significativa de moco endobronquial», lo que ha provocado el estrechamiento de sus vías respiratorias. Esta condición ha requerido atención constante por parte del equipo médico que lo supervisa en el hospital.
La hospitalización más prolongada de su pontificado
Francisco ha estado internado en el Hospital Gemelli desde mediados de febrero a causa de una neumonía doble, una enfermedad que ha afectado severamente su capacidad respiratoria. Su hospitalización actual se ha convertido en la más larga desde que asumió el papado en 2013, marcando un periodo de salud particularmente delicado para el líder de la Iglesia católica.
El Vaticano ha indicado que, por el momento, el Papa no tiene visitas planificadas y sigue bajo observación médica constante. Aunque los especialistas han intentado estabilizar su condición con ventilación no invasiva, algunos expertos consultados por CNN han señalado que, si no responde favorablemente a este tratamiento, podría requerir el uso de un respirador mecánico para asistir su respiración.
Preocupación por su estado de salud
La salud del papa Francisco ha sido motivo de preocupación en los últimos años. En ocasiones anteriores, ha enfrentado problemas respiratorios, intervenciones quirúrgicas y hospitalizaciones. Sin embargo, esta última crisis ha generado especial atención debido a la gravedad de sus síntomas y la duración de su internamiento.
A pesar de su delicado estado de salud, el Papa ha mantenido su compromiso con la Iglesia, aunque en las últimas semanas ha reducido su agenda pública. Sus seguidores alrededor del mundo siguen atentos a su evolución, mientras el Vaticano continúa proporcionando actualizaciones sobre su estado.
Se espera que en los próximos días los médicos evalúen la evolución de su tratamiento y determinen los próximos pasos a seguir en su recuperación.