Una vez más, las cifras hablan por sí solas y no precisamente para bien. Petróleos Mexicanos (Pemex) ha presentado su informe financiero ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC), y el panorama no podría ser más preocupante: pérdidas, menos producción, más deuda y una refinación cada vez menos rentable.
En el primer trimestre de 2025, la empresa estatal reportó una pérdida de 43 mil 329 millones de pesos, acompañada de una caída del 11.3% en la producción de hidrocarburos y un descenso del 5% en el procesamiento de crudo. No es la primera vez que escuchamos malas noticias de Pemex, pero la persistencia del deterioro financiero y operativo empieza a dejar de ser sorpresa para volverse costumbre.
Lo más alarmante es que las pérdidas acumuladas entre abril de 2024 y marzo de 2025 ascendieron a 828 mil 599 millones de pesos. Mientras tanto, la deuda total alcanzó los 2 billones 53 mil millones de pesos, un aumento del 3.8% con respecto al cierre de 2024. Y lo peor es que más de la mitad de esa deuda vence en los próximos tres años. Solo en lo que queda de 2025, Pemex tiene que cubrir 415 mil millones de pesos, de los cuales 80 mil millones ya fueron cubiertos por el gobierno federal. Un rescate más que pone en evidencia la dependencia crónica de la petrolera hacia las finanzas públicas.
El informe también refleja una caída brutal en uno de los indicadores clave: el margen variable de refinación, que se desplomó de 12.96 a apenas 3.12 dólares por barril en solo tres meses. Esto representa una caída del 76%, una cifra que debería encender todas las alertas en una empresa que apostó fuerte por la refinación como pilar de su estrategia energética.
La división más golpeada fue Pemex Transformación Industrial (PTRI), responsable de las refinerías —incluyendo la emblemática Dos Bocas— y otras operaciones como fertilizantes. PTRI acumuló pérdidas por 79 mil 513 millones de pesos en el primer trimestre, lo que la convierte en el verdadero lastre financiero dentro del gigante petrolero.
En resumen, Pemex no solo sigue sin encontrar el rumbo, sino que parece profundizar el naufragio. A pesar de los esfuerzos del gobierno por mantenerla a flote con inyecciones de capital, la empresa continúa demostrando que el modelo actual no es sostenible. Y si esta tendencia no cambia, el costo real lo seguirá pagando el país entero.