Los habitantes de Hong Kong recibieron con protestas la entrada en vigor de la nueva ley de seguridad aprobada por China.
Y las autoridades chinas aprovecharon para estrenar la norma contra la secesión, subversión y terrorismo con 360 detenidos.
Los simpatizantes de Pekín ven la ley como necesaria para poner fin a la ola de protestas registradas en la excolonia británica desde el año pasado.
Para los activistas a favor de la democracia, la norma es un golpe definitivo a la libertad de expresión y al principio de «un país, dos sistemas».
Expertos legales coinciden en que la ley supone un cambio fundamental en el sistema legal del territorio.
La norma introduce nuevos delitos y duras penas de hasta cadena perpetua, además de que autoriza a las fuerzas de seguridad de Pekín de operar legalmente en Hong Kong con impunidad.
Pekín se atribuye amplios poderes que nunca antes había tenido para moldear la vida de la excolonia.
Un análisis de NPC Observer, un equipo de expertos legales de EE.UU. y Hong Kong, señaló lo que considera los aspectos más preocupantes.