Con una ceremonia solemne y emotiva, el mundo despidió este sábado al papa Francisco. Según cifras de la policía, unas 150,000 personas recorrieron los 5.5 kilómetros que conectan el Vaticano con la basílica de Santa María la Mayor, rindiendo homenaje al pontífice argentino que marcó una era en la Iglesia católica.
Presidentes, miembros de la realeza y una multitud de fieles se congregaron en la plaza de San Pedro, donde el cardenal Giovanni Battista Re presidió la misa fúnebre. Durante su homilía, destacó que el legado de Francisco —su defensa de los migrantes, de los oprimidos y del medio ambiente— no debe morir con él.
«Rico en calidez humana y profundamente sensible a los desafíos actuales, el papa Francisco compartió verdaderamente las ansiedades, los sufrimientos y las esperanzas de este tiempo», afirmó el cardenal Re.
Entre los asistentes destacó la presencia del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien, pese a sus desacuerdos públicos con el papa sobre temas migratorios y ambientales, se sumó al homenaje junto a otros líderes internacionales.
Del otro lado del féretro, los cardenales del colegio eclesiástico enfrentan ahora una decisión crucial: continuar el impulso reformista de Francisco o retomar una visión más tradicional de la Iglesia.
El papa Francisco, quien lideró el Vaticano durante 12 años, falleció el pasado lunes a los 88 años de edad, tras sufrir un derrame cerebral. Su partida provocó una oleada de emociones en todo el mundo, reflejada en los aplausos espontáneos de la multitud cuando se recordó su incansable lucha por la paz, su llamado al diálogo para resolver conflictos y su compromiso firme con la justicia social y el cambio climático.