Un ataque devastador sacudió la mañana del domingo a una iglesia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Grand Blanc, Michigan, donde al menos cuatro personas perdieron la vida y ocho resultaron heridas.
El agresor, identificado como Thomas Jacob Sanford, de 40 años y exmilitar de los Marines con participación en Irak, estrelló su vehículo contra el edificio, abrió fuego contra los fieles y luego provocó un incendio intencional usando gasolina, según indicó la policía.
Oficiales respondieron en menos de ocho minutos y abatieron al sospechoso en medio de un enfrentamiento armado. Durante la operación, se recuperaron posibles dispositivos explosivos, aunque hasta ahora no está claro si fueron usados.
Las autoridades clasifican el suceso como un “acto de violencia selectiva” y colaboran con el FBI para esclarecer el móvil del ataque. Algunos cuerpos fueron hallados en los escombros provocados por el incendio; la iglesia quedó prácticamente destruida mientras los investigadores buscan posibles víctimas adicionales.
El hecho marca otro episodio trágico de violencia en templos de Estados Unidos y genera indignación nacional, así como llamados urgentes para frenar esta ola de ataques en lugares de culto.